Eduardo Galeano y Pino Solanas, hablando de
Latinoamérica (en libros y cine documental), utilizaron el término ‘nadies’, para
definir a los marginados, los desplazados, a los que ‘no tienen voz’, a los que
‘invisibilizan’ con total naturalidad. Esa fue y es la historia de
Latinoamérica desde la conquista y la
colonia con los pueblos originarios (existen otros ‘nadies’, que hablaremos en
otros capítulos). Por eso debatían historiadores, economistas y los hoy
‘politólogos’ de las academias, si luego de la liberación en el siglo XIX, del
imperio español y portugués en el sur de América, la región había sido un
feudalismo o un sistema pre-capitalista. La respuesta no está concluida, cuando aún se acrecienta
más el yugo de otro imperio, y hasta donde seguimos siendo otro tipo de colonia.
Fue José Carlos Mariátegui quien comenzó a analizar
con ese excelente libro, ‘La tarea americana’ y la influencia de Antonio
Gramsci, qué estaba sucediendo en la América Latina. Allí están sus dos artículos más importantes de 1928: ‘El problema del
indio’ y ‘El problema de la tierra’. Lo más original de Mariátegui, como
periodista, historiador, hombre de la cultura, es que al alejarse por un tiempo
de su Perú natal, había podido ver el centro de la cuestión. No escribía con
categoría europeas, sino con el conocimiento de quien pensó desde
Latinoamérica. Había estado dos años- enviado por su gobierno en Europa- y pudo
ver el nacimiento del fascismo italiano y conocer a Gramsci, que empezaban a
organizar la resistencia, de sindicatos, universidades, de un nuevo partido
contra un ex socialista llamado Benito Mussolini que avanzaba con sus ‘camisas
negras’ sobre Roma, mientras inspiraba a un ‘cabo austriaco’ en la Alemania del Weimar.
En esos artículos citados, estaba lo simple de lo
que aún sigue sucediendo. Cómo fueron esclavizados los originarios y cómo les
han quitado la tierra. Agregaba además- por conocer bastante de lo que sucedía
en su tiempo- en cómo había continuado luego de la liberación del imperio
español, que denominaba la etapa del ‘republicanismo’: los mismos sistemas de
dominación, opresión y manejo de los pueblos originarios, más los esclavos que
habían traído desde el siglo XVIII desde África. Argentina no tuvo ese problema
en su zona más fértil de la Pampa, ya que a los originarios los exterminó por
esas zonas, y a los descendientes de los
negros esclavos en las colonias, los termina enviado a la ‘Guerra del Paraguay’.
Por eso si se quiere debatir entre ‘Güemes y la lucha de clases’, primero habrá
que definir no solo las estructuras sociales- culturales, sino lo que la
colonia dejó como modelo de producción: el apoderamiento de la tierra y de las
minas de plata y oro. No simplificar en un ‘marxismo mecánico’, que solo induce
a estructuras y determinismo económico, sino volver sobre el tema en estos
‘tiempos modernos’ de la cultura. Ya no solo una ‘cultura’ como un derivado de
una superestructura, sino en analizar orígenes.
Estos tiempos de Medios, redes sociales, satélites
que tienen bastante vigilados cada algoritmo que manejamos, ya no alcanzan
frases como ‘concientizar’ si no se tiene en cuenta quienes intervienen. Entre quienes
monopolizan la información y luego el uso (muchas veces repetitivo) de eso como
imposición ideológica. Con la ‘cultura’ sucede lo mismo. Son modelos que buscan
que la gente se identifique, para luego pasar a ser lo cotidiano: lo natural.
La información que el lunes 22 de noviembre se
realizó una marcha en Embarcación- Salta por la muerte de un anciano Wichi,
tuvo poca repercusión. Mucho menos en Buenos Aires (donde el dicho dice: dios
atiende en un mostrador). Por datos que me llegan (no solo un video que se
viraliza en las redes sociales), fue el anciano al banco y luego que pudo
cobrar con su tarjeta, fue asaltado y luego lo asesinan. Las imágenes del video
eran de la familia y de la comunidad Wichi marchando por las calles de
Embarcación, ante una indiferencia desoladora. ¿Dónde están los jueces?, ¿donde
está la justicia?, ¿qué hizo la policía? Mariátegui escribía: “A la República
le tocaba elevar la condición del indio. Y contrariando ese deber, la República
ha pauperizado al indio, ha agravado su depresión y ha exasperado su miseria”.
Carlos
Liendro
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