por Carlos Liendro
(nota aparecida en NuevoDiario- Salta y Revista Sobrevivir y vivir)
Temprano me envió un mensaje de voz el médico
Rodolfo Franco, quien el año pasado fue conocido en los medios por una carta
que se hizo viral: denunciando la muerte de niños wichis en el norte de Salta.
Así lo conocimos en la gran ciudad. Un médico de Buenos Aires que se quedó a
vivir entre los hermanos wichis y sigue allí. El autor de estas líneas venía
escribiendo sobre la cantidad de niños que morían en esa región debido a la falta
de agua, de condiciones dignas de vivienda, de centros de salud y de
comunicaciones. Vino la pandemia y parecería que se olvidó todo en ‘Salta la
linda’. Debido a reclamos que se
comenzaron a hacer pudieron conseguir desde Nación, ayuda para instalar en esos
lugares ‘pozos de agua’ como se los conoce. Y todo pareció volver a estar
tranquilo y que nadie proteste; pero en estos tiempos de comunicaciones- en las
redes- la gente que ve tanta injusticia no se calla, y debemos darle voz a los
que menos tienen.
Desde
los centros de planificación a veces se dice: ‘son problemas estructurales’.
La pobreza es estructural, la contaminación es estructural, la inseguridad es
estructural. Son frases hechas, que en los discursos políticos solo sirven para
generalizar lo que debe estudiarse y aplicar en plazos lo que debe modificarse
interviniendo. Para quienes hemos participados en situaciones de catástrofe
(inundaciones en Santa Fe), estaba claro que era algo estructural, pero lo
inmediato es que el agua del río había entrado en la ciudad. Se intervino desde
varios organismos del Estado para paliar lo inmediato y luego ver los
desniveles que tenía esos terrenos. Era para empezar una obra de ingeniería,
pero luego debía continuar con las poblaciones y sus condiciones de vida, para
que no vuelva a ocurrir otra inundación.
Como cronista pude entrevistar en la distancia, al
cacique de la Misión La Esperanza. Mario me relató de la necesidad urgente que
tienen por falta de agua. En la Misión viven 300 personas y dependen de la
Municipalidad de Embarcación, con temperaturas que llegan a los 40 y 45 grados.
No les han hecho un ‘pozo de agua’ y el que tiene no llega a los 60 metros de
profundidad. Tampoco se ha hecho un estudio sanitario del agua que consumían.
Tienen un Centro de salud a 3 km de su zona, con un enfermero que atiende entre
las 7 y las 13hs. No tienen médico. Describía con palabras simples el grado de
desidia que sienten. El viernes 30 de octubre hubo fuertes vientos por la
región, en otra Misión. Derribó techos, voló chapas: fue como un huracán, me
dice el cacique. La antena próxima que tienen está impidiendo que se puedan
comunicar, y los celulares se cortan. Pocos
nos enteramos de estas noticias, y uno se pregunta si todo este ‘estado de situación’ que nos describe, a la
gente le importe algo. Son preguntas elementales para empezar a entender
qué sucede desde hace tanto tiempo y por qué todo está igual.
En el mundo académico, uno puede leer revistas de
antropología, sociología, de historia, y hasta de salud pública (como
necesidades básicas insatisfechas) con profundos y serios estudios étnicos de
los pueblos originarios en la región. Analizan la llegada de católicos y
protestantes desde el siglo XIX y principios del siglo XX, para evangelizar.
Pero más allá de misionar y ayudar religiosamente no alcanzó. Cuando los
pueblos originarios necesitan de constantes equipos algunas universidades miran
para otro lado. El presupuesto se
distribuye para los ‘papers y los Congresos o Jornadas en nombre de los
originarios, que gozan los ‘licenciados, doctores y magisters’, pero no para
poner el cuerpo.
La verdadera
ayuda del Estado está en otra cosa. Y se debe escalonar el grado de
responsabilidades desde un municipio, pasando por una gobernación y el Estado
Nacional. Sucedió muchas veces en esto de entregar partidas y luego que nada
llegue o que llegue muy poco a quienes estaba destinado y lo necesitan para
ayer. Hace poco un sindicato salió con una consigna para pedir que los
políticos (diputados y senadores) hagan su aporte solidario: “porque pocos que son muy ricos, pueden
ayudar a muchos que son muy pobres”; y no podía dejar de asociarlos con las
condiciones de vida de los hermanos originarios. Si lo humanitario tiene algún
sentido en estos tiempos, es comenzar por no ocultar lo que se tiene, para que
el prójimo sea reconocido.
Por eso el tema de los pueblos originarios es un tema de Derechos Humanos, porque otro verdadero problema para su subsistencia, es la tierra. Están los que se las quieren sacar con nuevas triquiñuelas para sus negocios inmobiliarios y de recursos naturales. Así fue la conquista española desde el siglo XVI y continúa con otros formatos.
(fotos enviadas por el Cacique Mario de la Misión
Esperanza)
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